ARBOL DEL TE

Por David Alma, Herbolario en Herboristeria Plaza Real en Lorca

Fuente fotografica: mepasoeldiacomprando.com
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          Estimados amigos, en este artículo os vamos a presentar a Melaleuca alternifolia más conocida como Árbol del té, aunque también se la conoce con nombres más poéticos como Nieve en verano, Árbol del te de hojas angostas o Corteza de papel… De este arbusto se conocen más de 300 variantes pertenecientes a la misma familia sin embargo, la que reúne las propiedades más óptimas y eficaces es la nombrada anteriormente.

         Se trata de un arbusto tipo árbol originario de Australia, de la familia de las Myrtaceae, que no supera los 5 metros de altura, con hojas verdes, finas, estrechas, pegajosas y muy aromáticas. Florece en primavera con flores blancas en forma de espigas. De estas flores surgen diminutos frutos leñosos. La parte utilizada son las hojas que contienen los principios activos curativos apreciados, de ellas se extrae un líquido incoloro tirando a ámbar de tono pálido con un aroma intenso. Atendiendo a su composición química, el aceite del Árbol del té es una mezcla potente de alcoholes mono y sesquiterpénicos que le confieren a esta planta una acción antiséptica, antifungicida y antibiótica.

           Desde siempre, su uso ha sido externo ya que los niveles de toxicidad del Árbol del te son elevadísimos y pueden causar la muerte por intoxicación. Sin embargo, la titulación a la que se trabaja hoy en día este aceite esencial en su proceso de comercialización (aceite esencial puro rebajado), garantiza completamente su ingestión con fines terapéuticos, no prolongados en el tiempo para tratar diversas patologías; aunque bien es cierto que se sigue manteniendo su uso externo como el más requerido. Entre las propiedades de uso interno destacan el refuerzo del sistema inmunitario ya que destruye virus, hongos y bacterias por su acción antiséptica. Es un excelente antiviral en enfermedades respiratorias como gripes, catarros, bronquitis, fiebres, sinusitis… en uso semi-interno es ideal para enjuagues bucales, ya que desinfecta y combate casos de gingivitis, úlceras, llagas o aftas ancladas en las encías, lengua o cielo de la boca; del mismo modo destruye la placa y combate el mal aliento. En su uso más aceptado y extendido se haya el externo: se aplica para problemas de piel en general (acné, abscesos, herpes, dermatitis atópicas, eccemas, irritaciones…); posee también un alto poder cicatrizante que cierra las heridas y ayuda a expulsar la pus que supura de ellas. Su alto nivel antibiótico y anestésico lo convierte en un gran aliado en casos de quemaduras, golpes y picaduras de insectos, culebrillas o hasta granos de varicela o alergias. Reduce y elimina las verrugas desecándolas hasta la raíz anclada en la profundidad de la epidermis. Su propiedad antimicótica es muy eficaz para tratar el pie de atleta, hongos de uñas y verrugas plantares. Es antiséptico del tracto urinario y está indicado en cistitis y micosis, desarraiga los hongos genitales, anales y calma las hemorroides. Logra regular las glándulas sebáceas reduciendo la irritación del cuero cabelludo así como la caspa. Es también un remedio infalible para librarse de los piojos, combatir pulgas y garrapatas.

          El Árbol del te, es una planta relativamente nueva para el consumo mundial, ya que es completamente autóctona del continente australiano. Hoy en día la facilidad para exportar a otros países han hecho que se haya posicionado sobre otras plantas. Conseguir este preciado elixir cuesta bastante ya que independientemente de que crece de manera silvestre en zonas de riesgo (terrenos pantanosos y especies venenosas); para la obtención de 10 litros puros de aceite esencial de Árbol del te es necesaria la destilación de 1 tonelada de sus hojas.

         A modo de curiosidad, hay que destacar que aunque los aborígenes australianos de la tribu de los Bundjalung, en el norte de Nueva Gales del Sur, ya lo utilizaban como remedio curativo mediante la infusión de sus hojas o cataplasma de barro. Los primeros estudios documentados sobre esta planta datan de 1770 con el Capitán británico James Cook en sus viajes de exploración. En 1949 fue cuando el Departamento de Sanidad australiano dio luz verde a su aplicación terapéutica de manera oficial. En la Primera Guerra Mundial, los soldados australianos usaron sus hojas maceradas como desinfectante, originando una alta demanda de su producción y fomentando así su cultivo controlado. Sin embargo, con el descubrimiento de la penicilina, este arbusto estuvo en desuso. Hoy en día, vuelve a resurgir como alternativa a la química y por encima de Australia, los mayores consumidores de este aceite esencial son EEUU, seguido de Europa. Este arbusto pertenece a la familia de las Myrtaceae, que agrupa arboles tan conocidos como el Eucalipto, el Cajeput y el Clavo de olor. No se debe confundir nunca con la Manuka que también es conocida como árbol del te y ambas son de la misma familia pero origen completamente distintos. El mundo de la cosmética usa el árbol del te como un ingrediente básico por las propiedades tan potentes que posee y hoy en día es componente principal en cremas, champú, jabón, aromas...

          Para cualquier consulta, podéis visitarme en mi Herboristería, la de Plaza Real en Lorca. ¡Un abrazo fuerte a todos y Carpe Diem!