Por David Alma, Herbolario en Herboristeria Plaza Real en Lorca

En este artículo vamos a descubrir a la planta conocida como Chía, Salvia hispánica L., y sus semillas tan apreciadas, semillas de chía. Esta planta tan conocida pertenece a la familia de las Lamiaceae y es una herbácea anual capaz de alcanzar hasta dos metros de altura. Sus hojas son lanceoladas, verdosas, de pelo espeso y blanquecino según la especie. Estas hojas se recolectan  al iniciarse la floración sobre principios de verano. Sin embargo, sus flores son violáceas y de carácter hermafrodita dándose en pleno verano. Esta planta prefiere el clima tropical y se da en muchísimos países pero los exportadores más importantes hoy en día son México, Guatemala y Bolivia. A esta familia pertenece también la Salvia, Salvia Officinalis.

Los frutos o las semillas de chía. Son fuente rica en omega 3 y 6, además de mucílagos, fibra, calcio, zinc, cobre y otras vitaminas, aminoácidos y flavonoides. Son muy aconsejadas en la pérdida de peso ya que estimulan el tránsito intestinal. Además, al combinarse con agua, su fibra soluble aporta sensación de saciedad y retrasa el aumento de azúcar en sangre. Como son fuente de antioxidantes, ayudan a frenar el envejecimiento celular prematuro. Al aportar ácidos grasos esenciales y aminoácidos son un excelente alimento para deportistas y estudiantes pues protegen las articulaciones y membranas neuronales. Ejercen un efecto favorable sobre el control del colesterol y la presión arterial. Y contrario a como ocurre con las hojas de salvia, las semillas si pueden ser consumidas por embarazadas y madres lactantes. Las semillas de chía son muy apreciadas por los vegetarianos por ser fuente de proteínas vegetales que facilitan la digestión y tienen un bajo contenido en sodio.

De manera histórica, las semillas han sido consumidas por numerosas culturas; los Mayas y Aztecas consideraban estas simientes el cuarto alimento básico junto con el maíz, el amaranto y los porotos. Estas culturas también las usaron con fines terapéuticos para tratar a la población y ganado. Y eran ofrecidas como ofrendas a los dioses para agradecer la abundancia en la cosecha.

Sobre las hojas de Salvia, Salvia Officinalis, hay destacar que es un remedio clásico para combatir infecciones de boca como aftas, llagas y úlceras o vejigas bucales; en general para enjuagues orales y sangrado de encías. En la mujer, es espectacular como una infusión de hojas de salvia provoca un efecto regulador sobre los sofocos en el proceso de menopausia y sudores nocturnos por su acción sudorífica. Se recomienda también en estados de decaimiento y afecciones nerviosas como vértigos, temblores y parálisis. También en casos de gastritis o hernia de hiato. Debe evitarse en embarazo y madres lactantes ya que estimula el musculo uterino y disminuye la secreción de leche materna. Y especialmente en el hombre, se recomienda con  romero para aumentar la fertilidad ya que incrementa los niveles de testosterona y fortalece la cola del espermatozoide.

Como datos curiosos sobre la salvia destacar que se conocen más de 80 variedades. Los egipcios, romanos y en la época medieval se la conocía como la “curatodo”. La Escuela Médica Medieval de Salerno la rebautizó como “Salvia que salva”. Y existe una antigua leyenda francesa que cuenta como 4 ladrones allá por 1630, desvelaron que pudieron saquear los poblados afectados por la peste sin ser contagiados porque iban untados en un vinagre balsámico cuyo ingrediente principal era la salvia. Y por último, existe una especie de salvia alucinógena autóctona de América Central, llamada Salvia divinorum.

Espero que tanto las semillas de chía como las hojas de salvia os sean útiles. Para lo demás os atiendo en mi Herboristería de Plaza Real en Lorca. Un abrazo a todos y que paséis un estupendo verano. ¡Carpe diem, amigos!.