LA HENNA

Por David Alma, Herbolario en Herboristeria Plaza Real en Lorca

Fuente fotográfica: es.123rf.com
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            Vamos a hablaros en este artículo de un arbusto llamado Lawsonia Inermis, más conocido como henna, reseda, alheña o arjeña. Se trata de un arbusto perteneciente a la familia de las Litráceas, originaria de las zonas cálidas de África, Oriente Medio, Asia y la India; y extendida posteriormente en cultivo a Australia y América. Este arbusto puede llegar a medir hasta tres metros, es típicamente espinoso y según su edad muy ramificado. Sus hojas son de color verde oscuro, mientras que sus flores son diminutas y de colores crema, blancas o amarillas; según la especie. Estas florecillas tienen un aroma dulce. Sus frutos son bayas negras redondas del tamaño de un guisante y aparecen a los 60 días de la floración. La parte utilizada es la hoja, que normalmente es oval, lisa y lustrosa.

           En otras épocas se han utilizado las flores por vía interna para tratar afecciones cutáneas muy severas, fetidez en los pies, cefaleas, diarreas y úlceras gastrointestinales. Hoy en día, debido a su toxicidad y efecto abortivo, su uso principal es de ser un tinte natural, siendo el tinte por excelencia en India, Pakistán, Irán, Yemen, Oriente Medio y África.

            Para lograr el polvo de henna se desecan las hojas y luego se pulverizan. Con este polvo finísimo se hace una pasta cremosa que se aplica en la piel o en el pelo, aunque ha sido utilizada desde la edad del bronce para tintar también las uñas, el cuero, la seda, la lana… entre otros materiales. Los colores de la henna se obtienen de la mezcla de otros ingredientes como pueden ser el café, el te, el eucalipto, el azúcar, el limón, la miel, las especias, aceites esenciales…

 

        En la actualidad se busca el origen de las cosas, volver a lo natural, evitar la contaminación de agentes químicos que a la larga dañan nuestro organismo o debilitan su desarrollo. Sin duda alguna, la henna es la alternativa al tinte químico que debido al peróxido debilita paulatinamente el pelo. Con la henna, estará fortalecido con la garantia de ser una alternativa 100% natural y de origen vegetal, indicado en cualquier edad y hasta en mujeres embarazadas porque no contiene agentes químicos perjudiciales. Realmente, la henna es considerada como el colorante vegetal más potente y efectivo para teñir el pelo e intensificar su color. Lo hace de dos formas: penetrando y manchando. Esto se consigue por dos sustancias: los mucílagos, que dilatan y cubren el pelo al contacto con el agua; y los taninos, que poseen propiedades astringentes y tonificantes. Los componentes de la henna son afines a las moléculas del cabello, la keratina, por eso logra penetrar con facilidad. Entre sus propiedades destacan la de mantener el cuero cabelludo sin caspa, más brillante, más fuerte y evitar la caída y el deterioro oxidativo.

            La fijación del tinte de la henna en el cabello es variable pero sobre un par de meses la coloración puede mantenerse en buen estado. Quien prueba un tinte de henna es raro que vuelva a utilizar un tinte sintético, debido a que este polvo natural solo contiene beneficios para el cuero cabelludo. Entre sus cualidades destacan que no decolora el pelo porque su decoloración es paulatina y mantiene las raíces a raya disimulándolas. También es un bálsamo protector que potencia el color, bañándolo de tonos más profundos. Sin embargo, no hay que olvidar que no es un tinte permanente y que su efecto se irá diluyendo. Su ventaja es que no se cae de una sola vez sino que se va aclarando. Y al ser natural puede usarse con frecuencia continuada.

Otro de los usos desconocidos de la henna es que se aplica para hacer mechas sobre el mismo tono obteniendo un resultado espectacular y luminoso de reflejos que reforzarán la gama cromática elegida.

          Históricamente, la henna comienza a ser utilizada sobre el año 3.000 a.C. en la zona de Egipto y su uso era reservado en exclusiva a los faraones, tanto en actos sociales como en el proceso de momificación; restos arqueológicos confirman la existencia de hojas de henna en enterramientos egipcios. En regiones como la India, su uso no se ceñía a lo meramente estético sino que también se aplicaba como terapia curativa. En las regiones de Oriente Medio, los rituales religiosos exigían el uso de este tinte. Se cree que fue en la zona de Persia donde la henna se extendió con un uso más masivo y situaciones cotidianas.

            En otros aspectos de la vida, las novias por ejemplo, eran adornadas como hoy en día con tatuajes de henna como un atributo más de belleza y estatus social, cubriendo sus manos, brazos, pies y en algunas ocasiones todo el cuerpo. En las zonas de Nepal o India se tintaban las uñas con henna para agradar a la Diosa Lakshmi, deidad de la riqueza y la fortuna. En la antigüedad, tintar con henna el cabello de una embarazada era signo de bendición, atracción de la buena suerte y augurar un parto seguro y feliz.

 

            En la actualidad los tintes de henna están muy evolucionados y no tienen tanta inestabilidad como en su origen. Son enriquecidos con vitaminas y minerales; y son capaces de cubrir las canas por completo, incluso es uno de los usos más comunes. Restaura las puntas dañadas, brinda brillo y fuerza al cabello que lo nutre y protege sin necesidad de productos químicos.

 

             Como siempre os agradezco vuestra confianza por la lectura de estos artículos de fitoterapia. Recordad que si necesitáis saber más, me encuentro en Herboristería Artesanía de la Salud, la de Plaza Real, en Lorca. ¡Feliz primavera y Carpe diem!