Por David Alma, Herbolario en Herboristeria Plaza Real en Lorca

         En este artículo vamos a hablar del Hamamelis virginia L. o también conocida como escoba de bruja. Se trata de un arbusto perteneciente a la familia de las Hamamelidaceae que se da en regiones de Canadá y EEUU aunque hoy en día en Europa se cultiva de manera ornamental. Este arbusto puede alcanzar los 7 metros de altura y es de trocos robustos grisáceos, con hojas alternas y dentadas. El Hamamelis florece entre otoño e invierno y da unos frutos como avellanas de color negro. Sin embargo, las partes usadas son su corteza y hojas que son recolectadas a mediados de verano.

          Los principios activos más apreciados del Hamamelis son entre otros los taninos amargos, el ácido gálico el quercetol y las saponinas. Estos componentes le confiere su acción astringente, hemostática, venotónica y antiinflamatoria.

         Vayamos por partes. Principalmente es una planta demandada para tratar casos relacionados con la mala circulación como pueden ser varices y piernas cansadas, ya que mejora el retorno venoso. Es útil también en hematomas y cardenales o hinchazón de tobillos. El Hamamelis ejerce un efecto positivos sobre la pared venosa, ya que la hace más resistente a los embistes del torrente sanguíneo que provoca el latir del corazón. Por otro lado, favorece la recuperación en el caso de hemorroides por dos motivos que son su efecto astringente y su acción antiinflamatoria. Otra de las propiedades de esta planta es su aplicación en casos de diarrea, úlceras o sangrado intestinal, en este último caso por su acción cicatrizante y hemostática. Es a la vez desconocida en patologías como la menopausia pero combate muy bien los sofocos y resulta eficaz en combinación con la salvia. De manera externa contribuye a la curación y disminución del dolor en casos de quemaduras solares o picores con índole de urticaria, eccemas y psoriasis. En esta última dolencia se suele acompañar de caléndula.

          A modo de curiosidad sobre el Hamamelis, sus ramas han sido usadas por los indios para construir arcos; y de manera medicinal para paliar el dolor de las articulaciones y cicatrizar el sangrado de heridas. Además, los indios americanos consideraban al arbusto una planta embrujada ya que el fruto una vez maduro se desprende de la planta con un brusco estallido.

         Ya sabéis que para cualquier consulta me encuentro en Herboristería de Plaza Real, Artesanía de la Salud. ¡Recibid y fuerte abrazo y Carpe Diem!.