ALOE VERA

Por David Alma, Herbolario en Herboristeria Plaza Real en Lorca

Fuente fotográfica: gardenofeaden.blogspot.com
Fuente fotográfica: gardenofeaden.blogspot.com

          En este artículo vamos a hablar del Aloe Barbadensis Miller, conocidísimo por todos y también llamado Aloe Vera o Sábila. Existen unas 200 especies diferentes que pertenecen a la familia de las Liliaceae. Se trata de una planta perenne de hojas robustas con el margen cubierto de espinas que acaban en un notable pincho. Florece entre primavera y verano y sus flores son amarillas y acampanadas mientras que el fruto se haya encapsulado. Se da en las zonas cálidas de todo el planeta pero es originaria del continente africano.

          El principio activo más apreciado del Aloe es la aloína aunque también es rica en aminoácidos, fitoesteroles, mucilagos, y vitaminas como la A, C y grupo B (ácido fólico o B9, niacina o B3, tiamina o B1 y riboflavina B2).

          En su acción terapéutica destaca por ser útil para purgar el sistema digestivo, es a su vez hepatoprotectora y una excelente cicatrizante… pero vayamos despacio ya que el uso del Aloe puede realizarse tanto interna como externamente.

 

          En su USO INTERNO sus propiedades antioxidantes evitan el envejecimiento celular, es una gran aliada en casos de cáncer del sistema digestivo o de colon así como la enfermedad de Crohn y también en melanomas de piel. Limpia y ayuda al páncreas pues recuperando su correcto funcionamiento en la producción de insulina. Combate la halitosis, el herpes labial y las aftas bucales. Su ligera acción laxante favorece el tránsito de las heces y rebaja la tensión acumulada de las malas digestiones. En caso de úlceras estomacales aminora la irritación y la acidez. Se recomienda por ser antiinflamatorio en pacientes afectados por osteoporosis, reuma y artrosis. También es un limpiador de la sangre que aporta oxigenación a los tejidos musculares y regula la tensión sanguínea manteniéndola en niveles constantes.

 

          En su USO EXTERNO se valora su acción calmante y cicatrizante ante quemaduras producidas por el sol u otros daños o alteraciones en la epidermis como alergia tópica, picaduras de insectos, cortes y heridas. Además en varices, refresca y reduce la inflamación. Es muy apreciado para calmar la piel tras la depilación. El acné virulento puede ser tratado también con un buen jabón o crema de aloe tras lavarse la cara. También se usa para tratar el pie de atleta, las verrugas y los ojos de pollo. Y como cataplasma en el cuero cabelludo para eliminar la caspa y grasa, hoy en día en desuso.

         

         A modo de curiosidad diremos que de las más de 200 especies existentes solamente 4 muestran propiedades curativas eficientes. Los datos más antiguos de su uso aparecen en una tablilla sumeria de arcilla del siglo XXI a. C. y también dibujado en templos egipcios como símbolo funerario. Durante la II Guerra Mundial fue muy utilizado para paliar las quemaduras de los afectados por las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. Su zumo se conoce como Acíbar pero a partir del siglo XIX se le empezó a llamar Jugo. Y por último, la NASA lo usa por absorber las radiaciones toxicas que generan los materiales contaminantes que utilizan en sus aparatos.

 

          Espero que el hayáis descubierto en este artículo a un gran aliado. Para cualquier consulta os atiendo en Herboristería de Plaza Real, el Lorca. ¡Un abrazo y Carpe Diem!.